Natalia Morata (46), Espeleóloga. La espeleología es la ciencia que estudia la morfología y formaciones geológicas de las cavidades naturales del subsuelo, es una disciplina tanto científica como deportiva, y es por eso que Morata es una fiel exponente de esta pasión. En la actualidad es la Vicepresidenta de la Fundación francesa Centre Terre, co-coordinadora en Chile de las expediciones 2014 y 2017 en Patagonia, de nacionalidad española y formada académicamente en Suiza como traductora e interprete, llegó a Chile en 2009 y fue en este lugar en donde comenzó su relación con la organización francesa. A continuación, y bajo el contexto del Día Internacional de las Mujeres y Niñas en la Ciencia, la espeleóloga Natalia Morata, nos concede esta inspiradora entrevista acerca de su trabajo y su rol como mujer en el campo científico.

Registros de Natalia Morata en la Expedición Ultima Patagonia 2019, con Centre Terre / © Lionel Ruiz.

 

Natalia, es parte de Centre Terre, una asociación francesa fundada en 1992 y que ha venido viajando a los confines de la Patagonia chilena desde mediados de los años 90s. Leyendo información sobre la asociación Centre Terre, en su página oficial, se evidencia la fuerte componente de la exploración científica de lugares apartados y desafiantes en cuanto a la capacidad física, pero sobre todo, la necesidad de comunicar el conocimiento que ustedes adquieren en estos lugares, a diferentes audiencias. Cuéntenos cómo fue que se involucró en este trabajo hasta llegar a ser la vicepresidenta de la fundación y además, hay que decirlo, es un trabajo ad-hororem o voluntario. ¿Cómo esta experiencia ha impactado su camino en la ciencia, la montaña y la comunicación científica?

 

Nací en Barcelona en 1974 y me inicié en la espeleología a principio de los 90s con la sección de espeleología del club de montaña al que pertenecía. Fue amor a primera vista. Tras el curso de iniciación, no había fin de semana que no saliera con mi club a hacer espeleología deportiva (ir a visitar cuevas ya exploradas y topografiadas) o bien a participar en campañas de exploración en Aragón y Cantabria, dos zonas de España con extensas zonas de caliza y mucho potencial espeleológico. Pero al poco tiempo, decidí ir a estudiar a Suiza. Allí me formé como traductora e intérprete y durante esos años, “aparqué” la espeleología. Retomé la actividad años después, a mi regreso a Catalunya.

En esa época (principio de los 2000), leí varios reportajes sobre expediciones a Madre de Dios en revistas de espeleología. Esos viajes de exploración y descubrimiento me fascinaron. Era como El Dorado de la espeleología; donde deporte, ciencia, cultura, arte, experiencia humana y un sinfín de cosas más iban de la mano. Durante años leí sobre el trabajo de la asociación francesa Centre Terre en Patagonia y soñaba con formar parte de algo así, pero nunca se me pasó por la cabeza ponerme en contacto con ellos.

En 2009 la vida quiso que me viniera a vivir a Chile, pese a que sabía que en este país escasean las zonas de caliza… pensaba que, por ser tan extraordinario, la gente de aquí conocería el archipiélago Madre de Dios…  Habría visto imágenes, lo ubicarían en el mapa… nada más lejos de la realidad… pasó el tiempo y, con él, días, semanas, meses y años sin sentir el olor de la roca húmeda y la oscuridad de las profundidades de la caliza… y, cuando la vida en la superficie se me hizo insoportable, me armé de valor para contactar a Centre Terre, justo tras ellos anunciar que la de 2010 sería su última expedición a Patagonia… por suerte, cambiaron de idea…

Mi primera expedición con ellos fue en 2014 a la isla Diego de Almagro, una joyita de caliza y mármol situada en lo que actualmente es el Parque Nacional Kawésqar. Me fascinó la experiencia de dos meses de expedición con un grupo humano extraordinario, que tiene absolutamente asimilado el trabajo en equipo y la dedicación, cada uno desde su expertise y saber hacer, por la pasión que nos une. Aprendí enormemente gracias al trabajo de difusión tan fuerte que realizan y me enamoré del proyecto educativo que Centre Terre activa en cada expedición.

Al regreso de la expedición, mi rol se fue perfilando casi naturalmente como el de enlace de Centre Terre con los organismos públicos chilenos, sobre todo con el Ministerio de Bienes Nacionales y CONAF Magallanes. A pesar de ser una asociación extranjera, desde sus primeras expediciones en Patagonia, Centre Terre siempre ha tenido un trato respetuoso y de colaboración con las autoridades chilenas. De hecho, Madre de Dios es un Bien Nacional Protegido desde 2007, gracias a los descubrimientos de Centre Terre. 

Estas relaciones se fueron afianzando y ampliando, sobre todo, a partir de 2014, hasta llevarnos a firmar un convenio de colaboración con el Ministerio de Bienes Nacionales en 2016, convenio que fue actualizado en 2019 con el actual equipo de gobierno.

Fue en reconocimiento a este trabajo por lo que Centre Terre, decidió nombrarme vicepresidenta en su Asamblea General de 2015. Y con ese nombramiento vinieron más tareas y responsabilidades relacionadas, principalmente, a la organización de las expediciones y la colaboración, cada vez más estrecha, con el Ministerio de Bienes Nacionales para avanzar con el proceso de postulación del archipiélago Madre de Dios a Patrimonio de la Humanidad.

Además, en 2017 decidimos crear la Asociación Espeleológica de Patagonia, una corporación sin fines de lucro que tiene como uno de sus objetivos difundir la espeleología en Chile.

Para mí, dedicar mi tiempo libre a este proyecto multifacético es una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida. Una de mis mayores motivaciones es dar forma a un proyecto educativo en Chile, inspirado en el de Centre Terre. Así fue como en 2019 realizamos la actividad “Cuerdas y Más” con la escuela Miguel Montecinos de Puerto Edén. El 2020 no nos dejó continuar, pero en 2021 esperamos poder retomar con ellos y sentar las bases para un proyecto de exploración de su entorno que tenga proyección en esta y en muchas generaciones más de niños y niñas.

 

Natalia, es espeleóloga, ¿Podría contarnos qué es la espeleología? ¿Alguien la inspiró o motivó para seguir ese camino?

 

La espeleología es una disciplina deportivo-científica, que centra su actividad en la exploración del mundo subterráneo. En varios países europeos, por ejemplo, la espeleología se considera un deporte y la organización federativa corresponde a la de otras actividades como la montaña, la escalada, etc. Pero hay países como Rusia, por ejemplo, en donde la espeleología es una actividad que depende del Ministerio de las Culturas.

En Chile esta actividad es prácticamente desconocida. No se articula de ningún modo aún, lo que quizás nos permita en un futuro, a medida que vaya habiendo más practicantes, ver cuál es el mejor modo de articularnos en el entramado institucional. Las expediciones espeleológicas en Chile, realizadas principalmente, por grupos extranjeros, tienen un fuerte componente de estudio científico, de modo que una articulación a través del Ministerio de las Culturas o de Ciencia podría ser una posible vía.

El gusanito de la espeleología me surgió casi por curiosidad. En mi casa, mis padres intentaron disuadirme (eso no es para niñas, es muy peligroso, bla bla bla), pero fue en vano. Un día vi un folleto de la sección de espeleología en mi club de montaña en el que anunciaban un curso de iniciación… Apenas cumplí los 18, me apunté… ¡Y aquí me tienen!

Nunca me dediqué profesionalmente a la espeleología y esa es una de esas cosas de mi vida que cambiaría si tuviera la oportunidad.

 

Registros de la Expedición Ultima Patagonia 2019, en la que Natalia Morata participó con Centre Terre /© Bernard Tourte.

 

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres y Niñas en la Ciencia, ¿Considera que es una buena iniciativa el promover la participación de niñas, jóvenes y mujeres en la ciencias? ¿Cómo ayuda a incentivar su participación en este campo o en campos relacionados, como el montañismo, la comunicación de la ciencia, entre otros?

 

Cualquier iniciativa que potencie el interés por conocer, aprender, investigar, comprender y compartir el conocimiento de nuestro entorno es buena. Y ello sin discriminación por sexos. Por suerte, la manera de hacer ciencia que les llega a l@s niñ@s y jóvenes, cada vez se aparta más de la imagen de laboratorio. Ciencia es comprender nuestro entorno para poder valorarlo y protegerlo con criterio y visión amplia. En terreno, las disciplinas se entrelazan rápidamente y, en esta nueva manera de ver la ciencia, el deporte (entendido como una actividad física que requiere el manejo de ciertas técnicas) es una parte fundamental. Lo mismo lo son la fotografía, el cine, la escritura, el dominio del lenguaje de las redes sociales para saber transmitir lo aprendido de la naturaleza.

 

Las mujeres en ciencia apenas representan un 30% de los investigadores a nivel mundial según cifras del Instituto de Estadística (UIS) de UNESCO. Adicionalmente, diversos estudios avalan que los estereotipos de género, entre otros motivos, son una de las razones principales por la que la presencia de las mujeres en ciencia es tan reducida (Blickenstaff (2006); Goulden et al. (2011); Moss-Racusin et al. (2012)). En Chile, la situación no es muy diferente, a pesar de que Latinoamérica ha sido reconocida como un área donde la representación de las mujeres en ciencia ha incrementado respecto a otras regiones del mundo, sin embargo, aún las cifras muestran a Chile (33,1%) como una de las naciones con la menor representatividad de mujeres en ciencia junto con otros países de Sudamérica, tales como Ecuador y Perú (UNESCO, 2015, 2019) ¿Qué opinión tiene al respecto? ¿Le tocó enfrentar algún tipo de resistencia por ser mujer en su carrera como espeleóloga y exploradora?

 

Decididamente, las mujeres debemos seguir rompiendo tabúes y límites. El que en un pasado no se haya otorgado la visibilidad que merecen las grandes mujeres de la ciencia, no significa que eso no vaya a cambiar. Es más, a veces creo que en actividades consideradas más del dominio masculino, empezamos a gozar de una cierta discriminación positiva. Eso, en sí, es una anomalía, pero es una buena oportunidad para seguir poniendo de manifiesto el trabajo de tantas mujeres en la ciencia y la exploración.

En tanto que espeleóloga y miembro de expediciones, debo decir que nunca sentí ningún tipo de discriminación. Siempre he sentido un profundo respeto por parte de mis compañeros; el mismo que yo les tengo a ellos.

 

Natalia, ha participado en diferentes expediciones en la Patagonia chilena, explorando ambientes kársticos¹ y, ahora último, cuevas de hielo que se forman naturalmente. En estos ambientes tan complejos, enfrentar intensas ráfagas de viento y precipitación, caminar sobre glaciares o inspeccionar el interior de una cueva glacial ¿Cómo se preparó para conocer, evaluar y trabajar con el peligro que conlleva estar en lugares como aquellos? ¿Ha tenido inconvenientes donde ha dudado de sus habilidades simplemente por ser mujer?

 

Las expediciones a Patagonia de Centre Terre se preparan con unos dos años de antelación. Se trata de expediciones de dos meses de duración, en los que nos instalamos en tierra en plena autonomía, es decir, debemos anticipar un campamento base, todos los aspectos relacionados a la seguridad, todo lo necesario para poder explorar en un entorno difícil (con clima complicado) y hacerlo con el mayor confort posible. El conocimiento del terreno que tiene el equipo de Centre Terre es un bagaje de gran valor, pero en zonas hostiles nunca dejamos nada a la improvisación. Todos los posibles movimientos en terreno los estudiamos y los anticipamos en la medida de lo posible. En el equipo tenemos, además de los científicos, espeleólogos que son carpinteros, gasfíters, eléctricos, mecánicos, médicos, es decir, tenemos gran margen de maniobra para llevar a cabo proyectos complejos. La fuerza radica en el equipo.

En lo personal, mi principal granito de arena es la traducción. Me encargo de traducir al español las comunicaciones que vamos generando antes, durante y después de la expedición.

A nivel físico me preparo haciendo ejercicio, trekking, yoga. Intentando compensar mi falta de práctica bajo tierra. A nivel técnico, llevo años participando en el curso internacional de espeleo rescate, que organiza el Spéléo Secours Français, una comisión dependiente de la Federación Francesa de Espeleología, que forma parte de la Protección Civil en Francia y se encarga, en coordinación con bomberos y la Gendarmerie, de los rescates subterráneos (sus miembros son todos voluntarios).

 

¿Qué consejos le daría a niñas y jóvenes para motivarlas a ser científicas o exploradoras de ambientes naturales como usted?

 

De base, la educación debería fomentar la curiosidad científica y por explorar en niños y niñas sin distinción. Hasta que eso sea realmente un hecho en nuestras sociedades, lo único que se me ocurre decirle a mis futuras compañeras de aventuras es que, para salir a explorar y conocer, no dependen de sus papás, hermanos, primos o pololos. Si están motivadas, ellas tienen todo lo que necesitan para aprender y llegar a ser autosuficientes en cualquier entorno.

 

Natalia Morata realizando la actividad “Cuerdas y Más” con la escuela Miguel Montecinos de Puerto Edén, 2019 / © Centre Terre.

 

¹Ambientes kársticos: Proviene de la palabra o término Kárst que se originó en la zona de la ex-Yugoslavia, donde se observó un tipo de relieve en el paisaje que está formado por calizas. La caliza es un tipo de roca sedimentaria usada extensivamente como material para la construcción, por ejemplo en la fabricación del cemento.

Tomado de: Velozo Figueroa, L. y Sánchez Martínez, M. (2007). Vocabulario de geomorfología y términos afines. Santiago, Chile: Instituto de Geografía Pontificia Universidad Católica.

Imagen Destacada:

  • Expedición Ultima Patagonia, archipiélago Madre de Dios, Puerto Natales, Chile, 2019 / © Serge Caillault. Link ubicación