Nuestro país ha crecido significativamente en los últimos 50 años, ya que el nuevo modelo socioeconómico les ha dado cabida a nuevos negocios en nuestro país, siendo la minería uno de nuestros principales ingresos. Luego de los años 70 la inversión extranjera aumentó, debido a que se llegó a niveles históricos entre los años 1974 y 1983, haciendo crecer esta industria hasta tiempos actuales.

Cuando hablamos de progreso era de inmediata reacción pensar que algo positivo estaba por pasar y así fue esta creencia durante largos años. No fue hasta la década del 90 que se comenzó a cuestionar esta frase ¿Será el progreso tan bueno para nuestras vidas? ¿A cuántos beneficia realmente? ¿Cuántos salen dañados? La actividad minera nos ha llevado en especial a cuestionarnos todo esto. 

Dentro de la ciudad de Santiago se encuentra La cuenca hidrográfica del río Maipo, dentro de la región metropolitana es la que alberga el mayor porcentaje de agua dulce que sirve como abastecimiento de a lo menos un 70% de la que se consume en nuestra capital, esta se extiende desde nuestra cordillera hasta su desembocadura en el océano Pacífico.

Dentro de los principales ríos que son parte de la cuenca encontramos el río Olivares, este se localiza en la región metropolitana a 86 km de la ciudad de Santiago de Chile. Son los deshielos del glaciar Juncal Sur y glaciar Olivares Gamma quienes le dan vida y en su inicio dos majestuosas cascadas marcan su presencia para luego terminar desembocando en el río Colorado.

© Sergio Fuentes

 

Los sectores del río Olivares y el río Colorado son un conjunto de 142.000 ha, que pasó a ser una zona protegida y denominada Bien Nacional a partir del 19 de noviembre del año 2010. Fue el primer lugar de la región en tener esta calificación y sin embargo, el 62% del territorio tiene concesiones mineras de explotación y exploración.

Dentro del territorio en el cual se ubica el río Olivares, nos encontramos con grandes empresas mineras como Anglo American y Codelco Andina, adicionalmente hallamos fuera del rubro minero a la empresa AES Gener (Alto Maipo) y Cementos Bío Bío con su mina La Perla, en la que ambas se encuentran en medio de la zona protegida. Esta última mina que abarca 16.000 ha, el 7 de agosto del mismo año en que fue declarada la zona como área protegida, fue recepcionada una solicitud y autorizada por él SEA (Servicio de Evaluación Ambiental) para ampliar las faenas de su mina la Perla por un plazo de 13 años más. Si le sumamos a esto el ingreso al SEIA (Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental) de un nuevo proyecto minero “El Rubí” de la empresa Yesos Andino, podríamos llegar a pensar que la protección otorgada no es tan real, ya que sigue contemplando funcionamiento de industrial en el lugar. 

© Alfaro Vivanco

 

Cabe mencionar que lo que preocupa principalmente es que la actividad minera en nuestra legislación goza de derechos de aprovechamiento de agua exclusivos y excepcionales, en los territorios en que ellos mantengan sus concesiones. Así lo ha establecido el Código de Aguas en su artículo N°56 inciso segundo y el Código Minero en su artículo 110. Con esto, se dice que las concesionarias mineras tienen un derecho ipso iure, ¿Qué quiere decir? que este derecho de aprovechamiento de aguas sería una especie de excepción al momento de seguir la regla general de concesiones de agua en nuestro país, proceso que se debe realizar mediante una solicitud, teniendo entonces la industria minera el derecho de hacer uso de las aguas preferentemente, inclusive por sobre la actividad agrícola. 

En nuestro tiempo esto se torna alarmante, sobre todo si tomamos en cuenta el avance en el cambio climático y la severa sequía de los últimos años, siendo los glaciares, según estudios pasados realizados por Peña y Nazarala, los que han suplido y aportado entre un 33% y 67% al caudal del río en años secos. Sumado a esto el gran impacto que genera la industria  minera en las zonas aledañas, con su propia actividad sea en etapa de; exploración y explotación, al construir rutas, usar explosivos, perforar, etc., levantan polvo que luego termina en los glaciares provocando un acelerado derretimiento. 

Ha sido de tal magnitud el daño de la actividad minera realizada sobre los glaciares nacionales, que hoy Chile se encuentra entre los países con más destrucción de sus reservas de agua de todo el mundo, esto según estudios realizados por Greenpeace. Sin embargo, en el área de río Olivares aún hay esperanzas,  debido a la creación de un nuevo parque en su territorio, impulsado por el movimiento #QueremosParque, el que reduciría el riesgo a futuros desabastecimientos hídricos, y contribuirá a la subsistencia de la flora y la fauna del lugar. 

Podemos concluir que la industria minera es la actividad que en la actualidad más perjudica a nuestra región, en especial la zona de río Olivares, ya que por un lado gozan de un derecho de aprovechamiento de las aguas, que en tiempos de sequía debiésemos salvaguardar  y por el otro, porque destruye con su operación en términos generales, todos los ecosistemas que coexisten circundando sus instalaciones. Nuestros glaciares, uno de los mayores tesoros ambientales, serán los que servirán de suministros presentes y futuros, ya que atesoran el agua dulce que alimenta a nuestra región, por lo que ya debiese tener un tratamiento de cuidado estricto y absoluto en nuestra legislación. 

 Referencias:

Imagen Destacada:

  • Glaciar Olivares Gamma, San José de Maipo, región Metropolitana, Chile / © Pilar Valenzuela. Link ubicación