La Tierra del Fuego al sur del Estrecho de Magallanes, separada de América continental, al norte del difamado Mar de Drake y el mítico Cabo de Hornos, la isla más grande de Sudamérica es para muchos desconocida hasta el día de hoy. Pocos son los que han tenido el privilegio de sentir el gélido viento en un atardecer de colores indescriptibles, ver sus cielos que parecen poder alcanzarse con las manos, conocer pampas y bosques fueguinos, pero son menos aún los que han podido presenciar la magnificencia de los fiordos y Cordillera Darwin, con glaciares que dejan sin aliento a cualquier visitante. Fiordos y canales navegados por los antiguos Yaganes, estepas recorridas por los enormes Selk`nam, e innumerables cumbres que esperan ser conquistadas. Una tierra llena de riquezas naturales e históricas.

Magallanes, navegante portugués, habría sido el primer explorador europeo en alcanzar latitudes tan australes, descubriendo un estrecho en 1520, el cual en un comienzo nombró De todos los Santos, pero que ahora reconocemos como el Estrecho de Magallanes. Al norte, se encontraba el nuevo mundo… Las Américas; pero entonces ¿Qué era la tierra del sur, Terra Australis Incognita? Una tierra en la cual él nunca desembarcó, pero que denominó Tierra de Humos, debido a las columnas de humo de las fogatas de los nativos de la isla.

 

Glaciar Guilcher, brazo oeste fiordo Pia, Tierra del Fuego, región de Magallanes / © Sebastián Parra 2020.

 

El concepto de Terra Australis Incognita proviene de la antigua Grecia de Aristóteles, quien postulaba la existencia de una gran porción de tierra desconocida en el polo sur, para mantener en equilibrio las masas de tierra del norte. Ya en el siglo III a.C. en Grecia se postulaba que la Tierra era redonda, algo que fue estudiado y medido por el matemático y geógrafo Eratóstenes, quien calculó por primera vez, con una precisión magnífica, la circunferencia terrestre. Finalmente, en el siglo segundo el cartógrafo Ptolomeo, discípulo de Eratóstenes, confeccionó mapas señalando que el océano Índico estaría delimitado por esta tierra austral. Mapas responsables de la propagación por la Europa renacentista, del mito de una tierra redonda con un gran continente al sur, los cuales ayudarían e impulsarían a los navegantes durante este nuevo período de exploraciones.

Eso desconocido que nos sugiere Terra Australis Incognita, también describe lo que es la Tierra del Fuego, donde los distantes guanacos observan al gaucho que recorre la fría estepa fueguina, pero por sobretodo en sus latitudes más australes, donde se alza la majestuosa Cordillera Darwin, en el Parque Nacional Alberto de Agostini. Una mezcla de paisajes montañosos, fiordos y canales, en los que glaciares se sumergen en el mar e interactúan con el bosque subantártico.

 

Glaciar Daineli, Cordón Navarro, seno de Agostini / © Sebastián Parra 2020.

Morrena frontal de glaciar Pía, en los meses cálidos el hielo retrocede, dejando al descubierto lo que avanzó durante el invierno / © Sebastián Parra 2020.

 

Ubicada entre el Seno Almirantazgo y el Canal Beagle, la Cordillera Darwin se encuentra en una microplaca tectónica llamada Scotia y se considera de baja altura. No supera los 2600 msnm y cae abruptamente a los fríos fiordos australes que han sido esculpidos tras el constante avance y retroceso de sus hielos durante las últimas eras glaciares.

 

Extensiones de hielo en la Cordillera Darwin. Uno de los lugares mas australes de Sudamérica.

 

Con 627 cuencas glaciares erosionadas tras miles de años, este campo de hielo es el paraíso para todo amante de la naturaleza. Aquí hay glaciares para todos los gustos; glaciares de valle, colgantes, de marea, unos que retroceden y otros pocos que avanzan. En la Cordillera Darwin, hay una gran diferencia entre sus glaciares. Al sur, los glaciares tienden a ser más estables e incluso unos pocos crecen, mientras que en el norte, la tendencia es a retroceder.

 

Un día de verano, los vientos catabáticos descendiendo del glaciar Vergara, Cordón Navarro, seno de Agostini / © Sebastián Parra 2019.

Glaciar Garibaldi / © Sebastián Parra 2019.

 

Como ya mencionaba anteriormente, hay claras diferencias entre ambos lados de la cordillera, de las cuales influyen factores que son únicos de estas latitudes, como el caso de los Westerlies: vientos huracanados cargados de humedad, que vienen desde el océano Pacífico y chocan con la cordillera, condensan y precipitan mayoritariamente en las altas cumbres del sur. Mientras que en el lado norte hay menos precipitaciones que puedan nutrir a los glaciares de esa ladera. Esto es debido a la orientación geográfica, de este a oeste con una pequeña inclinación noroeste y actúa como biombo climático, que retiene gran parte de la humedad y no la deja pasar al norte. Esto ocurre también al ver una imagen satelital de Los Andes patagónicos, en el lado chileno predomina el verde de la selva valdiviana, donde la lluvia alimenta los ríos de Aysén, pero el lado argentino, es más bien seco, donde predomina el dorado del coirón de la pampa prolongándose hasta el atlántico.

Existen diferentes factores geomorfológicos en cada glaciar; el ancho o profundidad del fiordo, la orientación que incide en la exposición solar sobre el glaciar, donde los que tengan orientación norte se verán más afectados que los con orientación sur. Pese a estos factores, hay que agregar el incremento de temperaturas y disminución de precipitaciones durante las últimas décadas causadas por el cambio climático que aportan un efecto negativo a esta zona. El caso del glaciar Marinelli, ubicado en el lado norte, que es el más grande de la cordillera actualmente con 21 km de extensión, también es el que más rápido ha retrocedido en los últimos 100 años, 15 km desde 1913. En la actualidad pese al caso de Marinelli, existen muchos otros glaciares de tendencia estable y otros pocos, ubicados en el lado sur, que crecen y ameritan un artículo en sí, como lo son; el glaciar Garibaldi, glaciar Pía y aparentemente el glaciar Guilcher.

 

Primer inventario de glaciares y variaciones recientes de glaciares en Isla Grande de Tierra del Fuego e islas adyacentes en el sur de Chile / © Bown F. 2014.

Glaciar Marinelli, Alberto de Agostini / febrero 1914.

Glaciar Marinelli / © Alfredo Pourailly y Cristián Donoso, enero 2018.

 

Así como la Cordillera Darwin, son muchas las maravillas que almacena el mundo y probablemente todos tenemos una lista de rincones lejanos del planeta a los cuales nos gustaría llegar algún día, sin excluir esa opción, no es necesario ir tan lejos para envolvernos en la belleza inconmensurable de la naturaleza que tiene Chile, un lugar tan exótico como remoto para los ojos del mundo. A no olvidar que habitamos el mito con el cual nos soñaron tanto los intelectuales griegos, la tierra salvaje colmada de riquezas y oportunidades, el hogar de los nativos indómitos que nos precedieron, somos parte de un misterio que aún no se acaba de revelar, la Terra Australis Incognita.

¡Para proteger hay que conocer!

 

Glaciar Italia, Avenida de los Glaciares, Canal Beagle / © Sebastián Parra 2019.

 

Fuente: Carvalho, C. (Ed.) (2019). Fiordos: una geografía particular. Una mirada a los ecosistemas del Fiordo De Agostini. Ediciones CEQUA. Punta Arenas,156 pp.

Foto de portada: Isla Navarino, isla Hoste e Isla Grande de Tierra del Fuego, Canal Beagle / © Sebastián Parra 2020

Ubicación: Cordillera de Darwin, link